I
Hay un mar de gusanos devorando sus cabezas abstractas, de nuevo la forma
de mi cerebro es un tono azulado de fotografías gastadas. Pinceladas del
absurdo formando tonalidades de sombras, como un sueño inacabado. La confusión
que se cierne sobre los párpados, la ampliación de tus manos, el gesto vacío
tejido en los huesos. No recuerdo en qué momento se silenciaron los pasos de la
arena, envueltos en la pausa del cangrejo.
II
En una multitud de realidades no se distingue la dimensión de las
puertas. Al deteriorar la imagen, surgen detalles que escapan al universo de
líneas. No es sólo un círculo rojo. En
él está la lluvia de sonidos, tejida por el azar de las formas. Siempre lo
olvido, fragmentos narrativos se articulan a la linealidad de imágenes borradas
en la hoja.
Un frame simbólico dibujado en una creatura que busca sus propios ojos. Se busca entender la realidad entre la distorsión, entre el daño de un video-arte restringido. Otra vaga resolución del concepto, irrealidades, desintegración de la percepción. En todos los lugares del infinito, continuidades, desmemoria. No se trata de lo indiscernible.
IV
Otra imagen sobre la que la sombra de mis manos repite el instante, pero en la que el sonido avanza con diferentes voces y la misma palabra fragmentada. Las manchas de pintura en la retina interrumpen la transición entre los segundos, volátil, bucle infinito.